miércoles, 26 de octubre de 2011


LA TEORÍA CUÁNTICA  nos acerca la ciencia de lo infinitamente pequeño, de las partículas subatómicas, sintetiza 2 grandes corrientes del pensamiento: la energética oriental y la fisiología occidental. 
Los rusos, situados en la interfaz de las culturas orientales y occidentales, son los pioneros en este campo. Nicolaï G. Bassov y Alexandre Prokhorov recibieron en 1964 el premio Nobel de física por el descubrimiento del Máser (Precursor del Láser) en el año 54. 
La teoría cuántica es la quintaesencia de la química, la física y la biología, situando los elementos subatómicos de la materia, en el centro de la cibernética energética de la homeostasis. 
Desde principios del siglo XX debemos el conocimiento de la estructura del átomo a los trabajos del físico británico Ernest Rutherford. El concepto de quantum de acción, formulado por Max Planck en 1900, ha sido desarrollado desde 1926 hasta nuestros días por Louis de Broglie, Niels Bohr, Wolfgang Pauli, Werner Heisenberg, Erwin Schrödinger, Paul Dirac y algunos otros. 
Esta partícula elemental, al mismo tiempo corpúsculo y quantum de energía, como es el fotón, permite el mantenimiento de la coherencia de información de todo el organismo en un holograma homeostático. 
Fritz Albert Popp (1989, Emisiones electromagnéticas coherentes de tipo Láser, por el ADN celular, asegurando la comunicación de las células y de los tejidos. Más cerca de nosotros, se ha demostrado que los microtúbulos del citoesqueleto sirven de guía a ondas electromagnéticas milimétricas, que aseguran la resonancia y la coherencia de los conjuntos biológicos a frecuencias de 1013 Hz y sus armónicos. En lo que a noción de estructuras disipativas se refiere, desde los trabajos de Lashley y Pribram, que demuestran el funcionamiento en red de las poblaciones neuronales, el propio Pribram propuso un modelo de quanta ópticas holográficas para modelizar el cerebro en 1991 
Davidov, en 1987 y 1993, pudo explicar los mecanismos de transportes de la energía metabólica a través de la excitación de las cadenas moleculares. Freeman (1996, 2000) observó que las redes de neuronas funcionaban de forma sincronizada en fase y amplitud. 
Ya Ricciardi en 1967 y Umezawa en 1976, habían esbozado el modelo cuántico del cerebro, aceptando esta hipótesis. A finales del año 1997, el progreso de las máquinas de de medición de ondas milimétricas (con una sensibilidad del orden de 0,5. 10-22 W/HZ) hicieron posible la grabación de las radiaciones milimétricas humanas. 

En 1999, Pessa aplicó y verificó el modelo disipativo cuántico del cerebro para las redes de neuronas. En 2000, Eléonora Alfinito verificó la teoría de los campos cuánticos observando que las ondas dipolares cuánticas, tenían frecuencias variables en el tiempo y en el espacio, tanto para los fenómenos mnésicos como para las actividades cerebrales localizadas. 
Este concepto "del ser vivo" ha sido considerado por Sitko, como el 4º componente de la organización cuántica de la naturaleza, después de la molécula, el átomo y el núcleo. 
Está demostrado que existe un fuerte campo eléctrico ( # 105 V/cm) en la superficie de las membranas de cada célula viva. Considerando que las propiedades físicas de las membranas permiten oscilaciones a frecuencias de entre 1010 a 1011 Hz (es decir, las ondas milimétricas), Sitko concluye que cada célula de cada organismo vivo, puede ser considerada como una fuente de bomba electromagnética.
Por medio de los sistemas de medida radiométrica de gran sensibilidad, se han podido precisar las propiedades radioeléctricas del organismo humano: las radiaciones tienden hacia un nivel constante para cada organismo específico 
Para diferentes personas, el nivel de radiaciones puede diferir en 2 o 3 valores 
La potencia de las radiaciones depende del estado funcional del organismo, del tipo de vida y de la nutrición. En 1954, el Dr. Rheinhold Voll (1909-1990), médico alemán de Plochingen, mide a través del organómetro de Voll,  la resistencia de los órganos y de los sistemas del cuerpo humano, al paso de una corriente continua de 1,28 V (tensión mínima que se aplica entre 2 electrodos para obtener el paso de la corriente sin alterar los sistemas biológicos). Varios miles de enfermos fueron examinados con este procedimiento. Sus trabajos fueron contrastados y publicados en 1986, por Fritz Albert Popp, estudioso con fama mundial, en el Centro de biofísica celular de Kaiserlautern, en Alemania. De esta manera, Voll pudo medir la resistencia de los órganos y los sistemas del hombre. Estas resistencias varían entre 1000 y 2 kilo ohmios. 
Un individuo sano, en equilibrio homeostásico, presenta valores de 100 k ohmios por divisiones de medidas, con límites comprendidos entre 140 y 94 k ohmios. Cualquier aumento de las resistencias indican un proceso de hiporreactividad, de hipofuncionamiento (superior a 140 k ohmios), y cualquier disminución de las resistencias indican, tanto un proceso irritativo (entre 94 y 71 k ohmios), como un proceso inflamatorio, o una intoxicación (resistencias inferiores a 70 k ohmios).
Pflaum (entre 1979 y 1982) y de V. Schmidt, sobre la regulación neurohumoral, de R. Sheldrake, T. Moss y P. Mandell, han demostrado que todo proceso de patología viene precedido, desde hace más o menos tiempo, por un desequilibrio neurofuncional y por constantes eléctricas regionales.
Los trabajos de investigación en bioelectrónica de L.C. Vincent, han permitido la elaboración de técnicas de medida de las microcorrientes biológicas. Este método ha sido automatizado e informatizado por la empresa alemana Medtronik. 

Está basado en la noción "de electrocitrotion". El campo eléctrico creado por un generador entre 2 electrodos cutáneos, ánodo y cátodo alternativamente, induce una polarización del volumen biológico atravesado por este campo, transformando el flujo de electrones en corriente de iones. Aplicando la ley de Ohm, el sistema puede así calcular las cantidades de iones H+ (ácidos) y básicos (HCOO ácido perfórmico) de los diferentes tejidos de las zonas atravesadas. 
Los procesos de oxidorreducción que regulan permanentemente todos los mecanismos celulares de equilibrio de membranas, de intercambios de iones, de actividades enzimáticas, de presiones osmóticas, del rh2, del pH e, resumiendo, del campo eléctrico humano. 
Todos ellos obedecen a leyes y a obligaciones muy rigurosas. Así por ejemplo, la bioelectrónica de Vincent permite, mediante el análisis del pH, resistividades y potenciales redox (rH2) de la sangre, de la orina y de la saliva, la medida de las microcorrientes biológicas.




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